En marzo de este año, la Universidad de California decidió cortar las negociaciones y romper su relación con Elsevier, la principal editorial de literatura científica a nivel mundial. El quiebre ocurrió porque la universidad exigió que sus investigaciones publicadas dentro de la plataforma de Elsevier estuvieran disponibles bajo la modalidad de acceso abierto para todos los usuarios y, además, se pronunció en contra del aumento en los costos asociados a los procesos de publicación, solicitudes con las que Elsevier no estuvo de acuerdo.
Choques como este muestran el conflicto que se vive al interior de muchas casas de estudio al momento de decidir cómo financiar su acceso al conocimiento. Si bien en la actualidad las universidades están gastando más que nunca su tiempo y recursos en crear y apoyar plataformas de acceso abierto que beneficien a investigadores, autores y a la comunidad en general, deben seguir renovando periódicamente las costosas suscripciones a plataformas de acceso restringido de literatura académica, con el fin de que esta misma comunidad pueda acceder a información vital para sus disciplinas que solo está disponible bajo modalidades de pago.
Vientos de cambio
Lejos de una inconsistencia, este «doble costo» para acercar la literatura científica a la comunidad muestra que el movimiento de acceso abierto todavía no es capaz de sostenerse por sí mismo e instalarse como una alternativa de peso al modelo de suscripciones pagadas, sino que debe contentarse en muchos casos con ser una aspiración futura. Sin embargo, casos como el de la Universidad de California no solo demuestran que ya es posible hacer frente y replantearse desde la vereda de la oposición a los grandes conglomerados editoriales, sino también evaluar qué alternativas se pueden considerar para acercarse cada vez más hacia un modelo de acceso abierto.
La decisión de la Universidad de California no solo es relevante porque sus publicaciones representan cerca del 10% del universo total de la producción científica estadounidense, sino también porque marca un precedente que ha continuado en negociaciones de varias universidades europeas. Así, hace solo unos días, Elsevier llegó a un acuerdo con un grupo de universidades noruegas que permitirá a sus académicos publicar la mayoría de sus trabajos en acceso abierto en un plan piloto de dos años. Además, como antecedente, en 2018 varias universidades y laboratorios de Alemania y Suecia también dieron un ultimátum a Elsevier: si la editorial no se comprometía a dejar de cobrar no solo por acceder a las investigaciones, sino incluso por publicarlas, las instituciones no renovarían sus contratos. Y así fue.
Con todo esto, es evidente que este gigante editorial se enfrenta a una presión cada vez mayor frente a la idea de cambiar su modelo de negocio por uno que ya no esté basado en las suscripciones a revistas a cambio de una cuota anual y, por supuesto, se comprometa con las ideas que promueve el movimiento de acceso abierto.
El modelo latinoamericano
En el contexto actual, las posibilidades de acceder a la literatura científica a través de internet son diversas. De hecho, si bien es cierto que la totalidad de las plataformas de acceso restringido se encuentran vigentes, varias universidades están implementando plataformas para sustentar el avance del movimiento de acceso abierto hacia la democratización del conocimiento en contraste con el modelo anteriormente expuesto. Una de ellas es la Red de Repositorios Latinoamericanos, un portal implementado durante 2016 por la Dirección de Servicios de Información y Bibliotecas de la Universidad de Chile.
Como señalan en su presentación, la plataforma «ofrece la infraestructura para almacenar la información bibliográfica de todo tipo de publicaciones en acceso abierto». Su objetivo es otorgar una herramienta de acceso a las publicaciones electrónicas alojadas en distintos repositorios de América Latina y el Caribe, tanto de artículos científicos como libros, tesis, seminarios y datos de investigación.
Uno de los valores reconocibles de esta propuesta es la exitosa implementación de una herramienta de búsqueda que permite consultar de manera simultánea entre los distintos repositorios a través de una sola interfaz. De esta manera, se pueden encontrar las publicaciones a pesar de estar almacenadas en diferentes servidores y repositorios de las instituciones que colaboran en el proyecto.
La Red de Repositorios Latinoamericanos se ha transformado en una de las plataformas con más publicaciones disponibles, ya que al día de hoy cuenta con más de 1.700.000 títulos de más de 95 instituciones en 19 países de América Latina y el Caribe. Según la última actualización de los datos en 2018, los países que cuentan con un mayor número de publicaciones disponibles en orden descendente son Brasil y Chile, seguidos de Argentina y México.
Finalmente, sería interesante tener más información sobre cuál es el costo real de estas iniciativas para una institución, y así comparar si son una alternativa viable frente al costo de los modelos tradicionales cerrados, tanto en dinero como en recursos, esfuerzos y, a la larga, en beneficios económicos y comunitarios.
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